Hay un silencio sepulcral que inunda la sala y yo ahí, en el centro de todos ellos pareciendo insignificante.
A simple vista estoy bien, pero por dentro el miedo me mata, estoy completamente rota y nadie puede consolarme.
Pasa el tiempo pero justo cuando pierdo la esperanza alguien levanta la cabeza y me mira, el corazón se me acelera, me brillan los ojos... Alguien puede escucharme, consigue sacarme de mi mundo tristeza, me toma de la mano y me enseña a ser feliz.